Lo que más me impactó de La Palma

Pensé que iba a ser impactante ver el volcán pero lo cierto es que queda uno deslumbrado por la gente. A pesar de ser canaria no había tenido oportunidad de acudir a La Palma durante el tiempo en el que el volcán continuaba expulsando lava. Debió ser un espectáculo natural estremecedor, pero no podía menos que empatizar y solidarizarme con aquellos que estaban sufriendo como consecuencia de este fenómeno. Cuando por fin me tocó ir de notaria voluntaria a la Palma estaba muy ilusionada: formo parte de esta tierra volcánica, que nos forja el carácter y nos hace, quizás, valorar y respetar más a la madre naturaleza.

Mis compañeros han contado brillantemente las distintas experiencias que se viven y han narrado ya la cuestión jurídica. Yo me quiero enfocar en la pequeña oficina notarial abierta ad hoc.

Las personas que prestan el servicio en la oficina notarial son profesionales generosos con la gente, que realizan un trabajo continuado, sin desfallecer  y con una sonrisa. Son rigurosos con el cumplimiento de la norma al tiempo que creativos en la búsqueda de soluciones que se adecuen a la ley, y por ello, conocedores necesarios de la misma.

Son los mismos que desviaban la mirada para conceder intimidad a la emoción y lágrimas espontáneas de los vecinos que, por haber perdido sus casas o huertas, coincidían en la oficina.

Román, Noemí y Nieves enorgullecen al Notariado. Nos recuerdan, con su ejemplo, el servicio al que está llamado la profesión. Y encarnan el esfuerzo, las ganas de superarse y de aprender. En definitiva: la función pública de servicio.

Observarles es aceptar el reto de hacer honor a su trabajo en el día a día de nuestros despachos notariales.  Vine buscando un volcán y me encontré a la gente. Gracias siempre.

Por Aránzazu Aznar, notaria en Santa Cruz de Tenerife.