Pena por irme, volveré
Finaliza la semana del primer relevo de notario en Tazacorte. Puedo contaros muchas cosas de las vividas esta semana pero todo se resume en una inmensa admiración y agradecimiento hacia las personas que he conocido a lo largo de estos días. Esa es la sensación que me invade ahora mismo. Admiración por su entereza, su resignación y por la dignidad con la que soportan están situación. Y agradecimiento infinito. Ellos nos agradecen a nosotros reiteradamente nuestra presencia y nuestra labor aquí. Pero el agradecimiento es para ellos, por todo lo que nos transmiten, por cómo valoran la ayuda que les prestamos.
El relevo fue organizado, ya que el decano de Cataluña esperó a que yo llegara a la isla el sábado pasado, y así pudimos ir esa misma noche a la oficina de Tazacorte y me pudo dar las indicaciones oportunas para poner en marcha la oficina el lunes siguiente.
Hemos trabajado a buen ritmo, autorizado actas que ya había dejado preparadas el decano, y atendido a nuevos afectados. Cada situación tiene su peculiaridad, pero el denominador común es la tristeza que trasmiten los ojos de los palmeros. Es difícil describir su estado, pero a pesar de lo dramático de la situación, todavía tienen capacidad de esbozar una sonrisa, que intuyes debajo de la mascarilla, cuando autorizas sus actas y les das ánimos y les aseguras que no nos vamos a ir hasta que acabemos con el trabajo que hemos venido a hacer.
Esta semana se ha incorporado una nueva colaboradora a la notaría. Hay mucho trabajo por delante, y una notaria y Tatiana no era suficiente para preparar las actas con la celeridad que nos gustaría. Se llama Raquel, y también trabaja en el Ayuntamiento de Tazacorte. Es rápida y eficiente y, como Tatiana, que sigue al pie del cañón, muestra una total colaboración y voluntad de ayudar en todo lo que sea posible.
Su relato también es estremecedor. No es “afectada” porque su casa no está cubierta por la lava pero ella y su familia han sido evacuadas, porque la casa sí que se encuentra en zona de exclusión. Sólo puede acceder a ella los fines de semana. Y desde esta semana, le han comunicado que sólo podrá entrar cuarenta minutos. La tensión con la que vive roza lo insoportable; cada mañana comentamos la evolución del volcán, porque su mayor temor es que cambie o se amplíe la trayectoria de la colada y acabe afectando a su casa. Y así día tras día. Esta semana se han cumplido dos meses desde la erupción. Dos meses con ese temor constante. Le comenté que por lo menos había tenido tiempo de sacar de la casa sus pertenencias y me contestó que tiempo sí había tenido pero que no tiene sitio donde dejar las cosas y que, por lo tanto, no ha sacado nada. No supe ni qué decirle ante eso.
Y a pesar de su situación personal, todavía tiene ánimos y voluntad de presentarse voluntariamente para ayudar en la notaría. Es realmente admirable.
El volcán ha tenido un comportamiento impredecible. El sábado, cuando llegué a la isla estaba muy activo, al día siguiente estaba todo cubierto de ceniza, al siguiente las clases suspendidas por toxicidad del aire. En los días posteriores parecía que la situación mejoraba algo y, sin embargo, el viernes amanecimos con la noticia de que se había desplomado parte del cono del volcán de nuevo, por lo que la angustia de los habitantes de Tazacorte subía de intensidad, si es que eso es ya posible. El miedo a que las coladas amplíen o varíen su recorrido es terrible. A todo ello hay que sumarle la sismicidad permanente, y esta semana notable, en algunos momentos. Te acostumbras al tremor del volcán, que es ese estado de vibración constante, que llegas a asimilar casi como normal. Terremotos de cierta intensidad hemos notado desde el miércoles, e incluso algunos los hemos notado en el hotel que está al este de la isla.
Ya finaliza mi semana aquí. Me voy con la firme intención de volver en cuanto sea posible para continuar con esta labor hasta finalizarla. Porque los habitantes de esta isla se lo merecen, porque los notarios tenemos la maravillosa (me siento culpable de utilizar palabras así ante esta situación) posibilidad de ayudarles en este momento tan catastrófico de su vida y porque queremos hacerlo.
Cono de ceniza sobre el lado este de la isla, el del aeropuerto.
Lo único que no tengo seguro es cómo saldré de la isla porque hoy, sábado, han cerrado el aeropuerto de La Palma, porque cambió el viento y trajo la ceniza a la zona este, y amanecimos con toda la calzada y coches cubiertos de ceniza. Mi vuelo sale mañana a las 8.30h y no sé si reanudarán los vuelos mañana. Pero eso qué importancia tiene después de lo vivido esta semana.
Por Raquel Iglesias, vicedecana del Colegio Notarial de Cataluña.
NOTA: La autora del anterior post está todavía intentando llegar a Barcelona. Tras doce horas de periplo, anulados todos los vuelos desde La Palma, se ha desplazado a Tenerife por vía marítima (dos horas y media), en concreto a Los Cristianos, en el sur de esta isla. Desde allí ha de viajar a Tenerife Norte (una hora de coche) para esperar un vuelo a Barcelona. Ayer le ocurrió lo mismo a José, el notario que atenderá esta semana Tazacorte. Llegó a Tenerife pero no pudo continuar por vía aérea, llegando en barco a La Palma quince horas después de haber salido de Barcelona. Esto es parte del proyecto. Nada es fácil, pero lo hacemos encantados.