La amada Isla Bonita

En relación a mi experiencia de La Palma puedo decir que, aunque granadino de nacimiento, me siento muy canario desde que conocí a mi mujer canariona, hace ya 29 años. Que es fascinante el sentimiento de ser canarios que existe en las islas, mucho más que en otras comunidades autónomas.  Yo había estado anteriormente en la Isla Bonita, la última vez fue en octubre de 2021, donde comprobé que el pueblo palmero es un pueblo resiliente, acostumbrado a la adversidad, que ha emigrado para sobrevivir cuando no había otra salida, pero que está dispuesto a renacer de las cenizas si las ayudas se lo permiten, ya que la mayoría de los palmeros aman su tierra y no quieren abandonarla, sino establecerse de nuevo en el lugar más próximo posible al que fue engullido por la lava. Y lo más increíble es que, a pesar de tanta adversidad, lo llevan todo con una resignación digna de admiración, sabiendo que vivir en La Palma conlleva a veces unos sacrificios por los que vale la pena pasar, resignación que ha pasado de generación en generación, de volcán en volcán.

Y los notarios voluntarios de La Palma hemos ido, más que a aportar nuestro grano de arena, a apartar un poco de ceniza en el futuro de los palmeros para que, con la documentación que autorizamos, puedan obtener las ayudas necesarias para reestablecerse por enésima vez en su amada La Palma.

Por Enrique Rojas, notario de Las Palmas de Gran Canaria.