Una historia detrás de cada persona
Estuve en la notaría de Los Llanos de Aridane la semana del 7 de febrero de 2022.
Me gustaría únicamente relatar tres testimonios para que os hagáis una idea de las situaciones vividas por los afectados, son relatos que me contaron de forma espontánea en la notaría temporal, como una especie de catarsis personal.
El primero me contó que la erupción les pilló por sorpresa a todos los vecinos. “Menos mal que fue durante el día porque si hubiera sido por la noche hubiera habido desgracias personales”, me decía. “Pensábamos que no sería por nuestra zona porque habíamos oído que sería más lejos, más al sur, por Jedey. Tampoco se había dado orden de desalojo ni aviso de que la erupción fuera inminente. Siempre piensas, además, que no te va a tocar a ti. Esa mañana, al levantarme, noté que algo raro pasaba pues el suelo de la casa tenía como una vibración. Pregunté si alguien había puesto la lavadora. Después supimos que era la lava que estaba moviéndose bajo nuestros pies, muy cerca ya de la superficie. Cuando abandonamos precipitadamente la casa supe que nuca volvería a vivir en ella porque estaba muy cerca del volcán”, narraba.
Otro de los vecinos lo vivió así: “Vinieron a desalojarnos con coches y altavoces después de que el volcán reventara, apenas unos cientos de metros más arriba de nuestra casa, donde nos encontrábamos. Pude ver por unos instantes las imágenes de la erupción por televisión. Parecía que estábamos viviendo una película de terror, imaginaria. Pero era real y nosotros los protagonistas. Tuvimos que salir con lo puesto, alguna vecina incluso con la toalla de la ducha donde se encontraba en esos momentos, sobre las tres de la tarde. Estuve varias días con la misma ropa porque tenía la esperanza de recuperar toda la dejada en casa, incluso de volver a vivir en ella cuando cambiara la situación. El volcán destruyó mi casa, pero antes de que la lava la enterrara pude regresar dos o tres veces, no más de 10 minutos cada vez, a recoger alguna cosa. No sabía qué recoger, si alguno de nuestros objetos personales, los juguetes de los niños, o los recuerdos y fotos de mi padre ya fallecido. Es una situación que nunca te imaginas que te va a ocurrir a ti y para la que no nos ha preparado la vida”.
Sin duda, las situaciones que dejó el volcán son complicadas, el tercer afectado explicaba: “Estoy viviendo en una habitación alquilada con mi madre, ya mayor, y mi hija, menor de 7 años. Está muy difícil alquilar un piso o casa individual. Los precios han subido mucho. He perdido mi trabajo porque el volcán destruyó el negocio donde trabajaba, pero dentro de la desgracia tengo más suerte que otros porque tengo trabajos temporales que me permiten ir escapando. No me puedo rendir y seguiré luchando para mejorar nuestra situación”.
Los palmeros, como se ve, han demostrado ser personas fuertes y luchadoras frente a la adversidad quizá porque, aunque no lo sepan, está en su ADN después de muchas generaciones viviendo en tierra de volcanes.
Por Alfonso de la Fuente, notario de San Cristóbal de la Laguna, Santa Cruz de Tenerife.